El futuro de las pensiones sigue en el centro del debate. Un Fondo de Reserva de la Seguridad Social menguante y casi agotado, junto a una pirámide de población progresivamente envejecida y unos salarios que, en el mejor de los casos, quedaron estancados tras el arranque de la Gran Recesión hace una década (y que previsiblemente no mejorarán en el futuro), añaden nubarrones a la gran pregunta: ¿Qué jubilación nos va a tocar?
Hay tantas variables como respuestas posibles. Depende de los años que terminemos cotizando, de a qué edad nos jubilemos, de cuáles hayan sido nuestros salarios y las aportaciones que hayamos hecho, de cómo evolucionen los precios... Dicho lo cual, hay pocas dudas de que, si hablamos de prestaciones públicas, las perspectivas van a la baja.
Carlos Herrera, socio fundador de EFPA (European Financial Planning Association) en España y socio de Globalbrok, lo tiene claro: «Si ahora el ratio de sustitución del último sueldo está de promedio en un 80%, en cinco o diez años será del 65%». Es decir: 1.000 euros de asalariado se convierten hoy, de promedio, en 800 euros de pensionista; en menos de diez años, apenas serán 650 euros. A pocas semanas de finalizar el año, los planes de pensiones vuelven a aflorar como receta para tratar de rebajar algo la factura con Hacienda del año que viene (las aportaciones a planes de pensiones pueden suponer una reducción en la base imponible del IRPF de hasta 8.000 euros o el 30% de los rendimientos del trabajo y actividades económicas), pero van mucho más allá que un mero instrumento fiscal. La posibilidad de que, si queremos mantener nuestro nivel de renta, tengamos que preparamos para completar unas pensiones públicas menguantes es bien real.
Fuente: https://www.efpa.es/informediario/m/Tarragona.pdf