En tiempos de elevada volatilidad e incertidumbre, los inversores suelen tomar decisiones llevados por sus emociones, lo que los lleva a cometer graves errores. De ahí que, con mucha frecuencia, vayan de la euforia al pánico y compren en máximos y vendan en mínimos. Según las participantes en la mesa ‘Asesorar en tiempos de Volatilidad’ del ‘Meeting Anual de Asesores Financieros organizado por Inversión, solo la figura del asesor financiero es capaz de amortiguar esa tendencia.
Para Ivonne Pousa, el cliente no está preparado para hacer frente a estos episodios de volatilidad por lo que “es necesario hacer los deberes antes; el asesor debe conocer sus metas y objetivos y diseñar una planificación coherente que incluya horizonte temporal y el vehículo más adecuado para lograr el objetivo que se quiere cubrir, porque no vale el mismo producto para la jubilación que para sufragar los estudios de los hijos o financiar unas vacaciones”. Pousa considera que, si el asesor es capaz de enfocarlo de esta forma, será más difícil que el cliente se deje llevar la por los giros del mercado porque “esos objetivos no van a cambiar por la situación del mercado”.
Por su parte, Beatriz Rodríguez, sales manager de Fidelity International, apunta un dato que pone en evidencia cómo está afectando al inversor la actual incertidumbre: “Los bancos y demás distribuidores nos dicen que la mayoría de los clientes están en cuenta corriente y cuesta sacarlos de ahí”. Señala que una de las opciones a valorar es ofrecer al inversor conservador productos con percepción de rentas periódicas, porque “si está percibiendo rentas no estará tan pendiente de la volatilidad”.
Martina Álvarez, directora de ventas de Iberia de Janus Henderson, pone sobre la mesa un factor diferencial del cliente español: el horizonte temporal de inversión es un tercio de la media europea. “En España ese horizonte va de los 18 a los 24 meses, mientras que en Europa oscila entre los 5 y 7 años”. A eso añade el hecho de que muchos inversores cuentan con escasa capacidad de ahorro y tienden a canalizar sus inversiones a través de un solo producto, lo que también incrementa el riesgo. A su juicio, estos son los dos factores en los que los asesores debería hacer hincapié: aumentar el horizonte de inversión hacia el medio-largo plazo y diversificar.
Otro objeto de análisis fue la Inversión Socialmente Responsable. Para Beatriz Rodríguez se trata de una tendencia a largo plazo, pues “las nuevas generaciones están cada vez más concienciadas. Una idea con la que coincide Ivonne Pousa, quien afirma que los inversores solicitan cada vez con más frecuencia “productos alineados con sus creencias y su estilo de vida”. Martina Álvarez tienen una opinión similar, aun que prefiere hablar de ‘inversión de impacto’: “Los millennials se preocupan por la rentabilidad, pero también por el impacto que tiene su inversión en la sociedad”.